-Partís del principio -dijo la Maga-. Qué complicado. Vos sos como un testigo, sos el que va al museo y mira los cuadros. Quiero decir que los cuadros están ahí y vos en el museo, cerca y lejos al mismo tiempo. Yo soy un cuadro, Rocamadour es un cuadro. Etienne es un cuadro, esta pieza es un cuadro. Vos creés que estás en esta pieza pero no estás. Vos estás mirando la pieza, no estás en la pieza.
-Esta chica lo dejaría verde a Santo Tomás -dijo Oliveira.
-¿Por qué Santo Tomás? -dijo la Maga-. ¿Ese idiota que quería ver para creer?
-Sí, querida -dijo Oliveira, pensando que en el fondo la Maga había embocado el verdadero santo.
Capítulo 3.
Julio Cortázar
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