Que veinte años no es nada

Sé que es un sentimiento improductivo, disgregador, impregnado de fatalidad, que sólo puede entenderse como una fuerza que trasciende la voluntad, como un impulso que aniquila anhelo y obligación, que exige un penoso tributo, que incluso puedo perder la vida, sacrificarlo todo, sin esperar otra dicha que la proximidad de tu cuerpo.

Sé que si hoy no consumo de nuevo mi deseo seré como un artista que renuncia a su creatividad, que desistiría de mí mismo.

Sé que lo nuestro no será duradero, que siempre hay una lejanía que nos separa, que nuestro conocimiento no es más que una aproximación, que soy incapaz de penetrar el misterio que esconde tu mirada, que nuestro amor no va a fundar hogares, que acabará con la destrucción de los amantes.

Sé que tras nuestra apariencia banal nuestro erotismo es una experiencia de locura y muerte, que este amor me está volviendo loco, que mi deseo no se conforma sólo con penetrarte, que busco sepultarte en mi piel, devorarte.

Sé que lo mío nunca se extinguirá, que sobrevivirá a cualquier contingencia.

Sé que acabaré mal. Que acabaré solo. Que acabaré ciego.

Pero te espero.


Ignacio del Valle

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