La madrugada fue apagando mis recuerdos.Oía de vez en cuando el sonido de las palabras, y notaba la diferencia. Porque las palabras que había oido hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían ningún sonido, no sonaban; se sentían; pero sin sonido, como las que se oyen durante los sueños.[...]Como que se van las voces. Como que se pierde su ruido. Como que se ahogan. Ya nadie dice nada. Es el sueño.
Juan Rulfo
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