Como tantas otras veces

Y si como tantas otras veces
tenían razón los clásicos
y todo lo bonito que me dices
debería escribirlo sobre el viento,
si en ese inmenso beso
que entre dos afanamos a guardar
se volviese tu boca de ceniza
y en la mía no habitase aquel mordisco,
¿qué ocurriría conmigo entonces?
Si anduviesen acertados los antiguos
y tu tristeza me ganase la partida
y tu memoria en un momento decidiese
que lo mejor en este caso es olvidarme,
si tus brazos se cansaran de mi ausencia
y en un giro inesperado de la historia
volvieras la cara hacia otro cuerpo
que estuviese disponible a todas horas
como se vuelve el girasol hacia el quinqué
los días que no arrecia la tormenta,
¿qué ocurriría conmigo entonces?


Diego Álvarez Miguel

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