31 mayo
Yo no digo que vengas, que estés ya aquí, que has venido. Pero me niego a negar la espera de tu venida. Déjame esperarte. He nacido para esto. Déjame delirarme sin ti, asistir a la deformación de mis huesos que solo aman una sombra. He caído en la trampa de esta espera y sin duda soy feliz.
Que has venido. Que tu presencia estremece el calido color de las hojas muertas. Milagros de la que espera y ve y siente. Y yo te seguiría bajo cualquier forma, como polvo o humo o viento. Entraría por tu respiración, por tu sonrisa, por tus tristes deseos de evadirte hacia donde no haya lenguaje sino solo ojos devorándose, ojos amándose en el peligro de una desnudez absoluta.
Alejandra Pizarnik
Diarios, 1962
Fragmento
Pizarnik siempre acompaará a la locas solitarias con ansias de absoluto.
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