Los amante se piensan. Cada uno
piensa que piensa más en su pareja
que su pareja en él. Están centrados
en su oficio pensante y no perciben
los hilos invisibles con que el miedo
va enredando sus mutuas reflexiones
y matando su amor. Sólo el olvido
podría rescatarlos de la duda,
pero no están dispuestos a olvidarse.
Luis Alberto de Cuenca.
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