No nos enseñaron a nadar
y en poco tiempo
aprendimos a ahogarnos.
La espuma era larga,
la cresta amarga y sonora.
Estrellaba gota a gota
el aire
contra su propio cadáver.
No nos enseñaron a remar
y el temporal precipitó un naufragio.
La balsa, para la medusa.
Luna Miguel
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